Renovación e innovación
Por: Juan Carlos Paredes
Renovación e Innovación, vocablos constantes en la vida de un arquitecto, indispensables para nuestra existencia, para nuestro trabajo pero más que todo, necesidades que corren por nuestras venas. Ambas palabras, aun en sus diferencias, coinciden en profundizar en las bases de lo existente e ir a la búsqueda de “lo nuevo” y “algo mejor”.
Sin embargo, ninguno de estos conceptos, es exclusivo del mundo creativo, es parte intrínseca de la vida de todos, de cada instante que vivimos, de cada pensamiento que tenemos. Es a diario, que reconstruimos nuestro mundo, nuestra agenda, reorganizamos lo que conocemos, introducimos algo nuevo, innovamos sin percatarnos de que lo hacemos.
A diario nos renovamos, en la búsqueda de liberarnos de malos momentos, de liberarnos de alguna inquietud que nos persigue pues por naturaleza buscamos cambios esperando un nuevo comienzo, una nueva oportunidad para lograr aquello que tanto soñamos. Como personas nos llenamos de pequeñas acciones; movemos un cuadro, ajustamos una luz, encendemos una candela, agregamos una flor; con cada acción, renovamos nuestro espíritu. Por muy tímida que la acción sea, hay todo un proceso de cambio con potencial para la innovación. En este proceso cambiamos nuestro mundo, nos retamos, nos cuestionamos, nos conocemos más, todo en la búsqueda de crecer y hasta de transformar lo improbable en probable.
Renovamos nuestro espíritu, creamos y/o recreamos nuestro espacio físico; los arquitectos, tenemos esa maravillosa oportunidad de innovar junto a aquellos que se nos acercan para hacer sus sueños una realidad; pasamos de lo intangible, a lo palpable, de las ideas en papel a un espacio vivible, y si sumamos sueños conformamos un colectivo llamado CIUDAD.
Son aquellos, los audaces, los que transforman lo improbable en probable, los que ven lo que otros no ven, los que le dan vida y personalidad y la hacen crecer, creando oportunidades para más soñadores, para emprendedores, para los que se atreven a creer. Se desarrollan avenidas, calles, parques, aceras, residenciales y centros comerciales, un tejido capaz de enamorar a todo aquel que esté dispuesto a encontrar su propio mundo, su propia oportunidad. La ciudad crece y vive de la esperanza de aquellos prestos a poblarla con sus hijos en la búsqueda y rebusqueda de un mundo mejor. Llega y llegara todo aquel capaz de arriesgar y querer ser parte de esa comunidad.
El tiempo pasa, la novedad desaparece, la ciudad se congestiona, casi parece tornarse gris todo aquello donde antes hubo flores. Nuevos espacios aparecen y para muchos, es hora de emigrar. La ciudad se queda vacía, desolada, el viejo recuerdo de una gloria pasada, de risas perdidas, de verbenas y noches llenas de música, la comunidad que antes conocimos, ha emigrado ya; pero son aquellos, los audaces, los que ven lo que otros no ven, los que le volverán a repoblar.
A la vieja casa, su fachada renovaran, botando el viejo muro de una década que todos queremos olvidar. Nuestro escenario urbano se abre y nuevos colores y formas empiezan a adornar nuestra gris ciudad. De pronto, frente a nosotros, hay una nueva oportunidad. Uno tras otro, los que arriesgan llegaran, revolucionando el espacio que encontraron con nuevos productos para aquellos que quieran ser parte de esta nueva y emergente comunidad. Los viejos problemas quedan atrás, nuevos están por llegar y para los que quedan y añoran la vieja comunidad, es tiempo de buscar un nuevo lugar o una ciudad de la cual se puedan volver a enamorar.
Renovar nuestras ciudades, reciclarlas, reinventarlas, ofrece múltiples oportunidades a múltiples protagonistas, uniendo a desarrolladores, inversionistas, vecinos, arquitectos, paisajistas y gobierno local, el gran líder de este proceso donde todos queremos ganar.
Un gobierno local audaz, en la búsqueda proveer soluciones a los problemas cotidianos de sus ciudadanos, encontrara aliados para cumplir sus objetivos, vera a los inversionistas, grandes y pequeños, como una fuente constante de ingresos para sus planes de renovación en el municipio, siempre y cuando ofrezca las facilidades para que estos desarrollen sus proyectos inmobiliarios.
Se unirá a arquitectos, planificadores urbanos, innovadores en general, estudiará e identificara las cualidades y oportunidades de cada distrito. Identificara zonas de alto tránsito vehicular, zonas de alto tránsito peatonal, descubrirá que revirtiendo las actuales condiciones de marginalidad que actualmente existen entre los pulmones verdes que interconectan la ciudad se puede cambiar la realidad de muchos salvadoreños que hoy se encuentran atrapados en un mundo de violencia y criminalidad. Con inversión del gobierno local y el trabajo de talentosos arquitectos salvadoreños, los hoy poseedores de tierras marginales, serian poseedores de tierras con una alta plusvalía.
A mayor índice de población peatonal, debiese crear mejores, más seguras y más amplias aceras para transitar. El gobierno local arborizara e iluminara con intención de proveer sentido de seguridad. Incentivara el uso de la bicicleta, creara ciclo vías y con esto una oportunidad para generar orden en el mercado popular. Es la oportunidad de tener una ciudad más verde, más limpia para todos.
Donde la carga vehicular se hace más fuerte y la demanda de parqueo más intensa, creara parqueos municipales, beneficio dirigido para incentivar la oportunidad de desarrollo económico de todos aquellos poseedores de pequeños inmuebles que desean invertir pero cuyo terreno no es capaz de desarrollarse por falta de espacio para crear un parqueo adecuado de acuerdo a los estándares requeridos por la ciudad en estos momentos. Comprará inmuebles, creara parques y zonas verdes para descansar y además compensar los espacios verdes que se perderán.
La dinámica de la renovación no es gratis, tendrá un costo pero es capaz de bañar con su bonanza, a grandes y pequeños desarrolladores, inversionistas, vecinos y arquitectos. El pequeño crecerá con el pequeño, juntos ganaran experiencia, se fortalecerán y los de espíritu emprendedor, siempre irán por más.
Las buenas ciudades enamoran, nos hacen querer quedar, echar raíces, entre los amigos del barrio y la comunidad, sus calles transitables, el parque al que siempre se va a pasear, nos ofrecen cercanía, facilidad y seguridad.
Entre lo práctico y lo romántico, hay una cruda realidad; si no creamos ciudades que enamoran, seguiremos abandonando nuestros espacios de vida en la intensa búsqueda de una mejor realidad que hoy por hoy está depredando nuestros bosques, disminuyendo nuestros recursos hídricos, forestales y aniquilando nuestra fauna. Renovar, nos ayudara a conservar y ese mismo espíritu, nos ayudara a desarrollar ese verde y próspero país que tanto anhelamos.
Recordemos pues, que renovación e Innovación es el espíritu constante de lo bueno, de la oportunidad de transformación, de hacer realidad nuestros sueños, es el espíritu que todo salvadoreño debe heredar. No necesita ser grande pero si necesita estar y al estar presente en cada generación, se convertirá en parte de nuestra cultura, de nuestro DNA; como salvadoreños, siempre audaces, siempre hacia adelante, transformando y siempre viendo una oportunidad.